Yo también podría escribir los versos más tristes esta noche, y decir que ya no te quiero, es cierto, pero cuánto te quise. Porque es cierto sí, te quise muchísimo, tanto que no sé si me has dejado amor para el futuro. Cometí errores y en tu balanza mi amor pesó menos que mis fallos, y finalmente un día te bajaste de golpe de aquel pedestal en el que voluntariamente te había subido y una vez una persona baja ya no puede volver a subir más. Te he llorado hasta agotar las lágrimas, te he querido hasta dejarme el alma en carne viva, he contado día tras día, buscando en mi vida un signo que me hiciera comprender por qué. Y ya lo entiendo, porque no eras tú.
Me ha servido de mucho. He encontrado buenos amigos que me han dado con sus palabras el calor del abrazo, he recordado cosas que tenía en el trastero, he revivido momentos buenos y malos y he sacado lecciones de ellos... Me decían muchas veces que no viviera en el pasado pero este recuento de los días sin ti ha sido el punto de partida de este nuevo camino que empiezo y me ha hecho entender muchas cosas.
Hoy se acaba mi vida sin ti y empieza una nueva: la mía. Por eso he tenido que rebobinar un poco, para asimilar el por qué de las cosas y darme cuenta de que no eres lo primero. Después de cada enfado tuyo, cuando con el único afán de castigarme dejabas de llamar sin previo aviso, como penalización por haber salido, por haber hablado con alguien, por haber tenido que trabajar hasta tarde o no haber seguido un consejo tuyo, se iban descubriendo caras que yo no conocía, iba encontrando cosas que se me habían pasado a simple vista y cuando aparté todos los velos descubrí que eras una de las ruedas de mi vida, pero no el motor.
He aprendido tu juego, esta vez no tendrás ni mensajes, ni correos, ni súplicas, ni nada, nuestra historia ya tiene final.
Ya no voy a vivir más sin ti. Voy a vivir, simplemente. Mi corazón late sin ti, y late entero
(Último día sin ti, ya está, esto es todo)
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