
¿Le sorprende lo que digo? No, no es fatalismo. Es la realidad, o lo que es igual, el juego de la realidad. La única verdad sobre esta tierra que uno pisa y tropieza es el oleaje, y todo lo que he escrito no es más que un canto a ese oleaje que nos aloja.
¿Desde dónde se levantará la magia mañana con ese viento en cola?... sus hilos intangibles. La vida tiene sus cadencias gentiles, sus curvas ardientes, como esas mujeres irresistibles que nos anulan la razón, con esos hachazos de luz. Usted me promete la calma y la tremenda serenidad de lo previsto. Mi carácter tendrá mucho que andar y forcejear para acomodarse, porque a usted jamás le voy a creer nada.
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